Textos

El norte está lleno de ríos, que dan a la mar. En los bares no se oyen coplas pero se bebe con melancolía. En las costas, el surf y la educación abundan, y no faltan aguas revueltas ni respuestas mucho más largas de lo que esperas.

Mar y olas son frescura entre las piernas
Los dedos de las manos erizados frente al húmedo y violento movimiento

Así acaba la historia.

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Desde que sabemos que la vida no tiene sentido (sino sentidos) para seguir viviendo, no podemos encontrar más que razones.

A veces me echo al campo. Me voy sola. No porque no lo esté ya en la ciudad, si no para encontrarme conmigo. Para salir, más que para entrar. Para escuchar más que decir.

Estoy sobrevolando una bahía. Es una bahía sin más en un mapa.

Aún no entiendo por qué cuando me apetece follar con quién me estoy tomando una copa, me pongo a examinarle de habilidad en discusión filosófica, de congruencia de valor

¿Una nueva rutina es una rutina, o es como 'dejé de fumar, hace cinco minutos'? Sea como sea parece que desde hace un par de semanas muchas hemos empezado nuevas rutinas y generalmente rutinas domésticas.

Desde hace dos años no me puedo quejar. Alquilo una casa que es probablemente la mejor en la que nunca estuve.

De camino a casa me paro a tomar el aperitivo y al nada aparece Mario. Nos hemos visto 3 veces esta semana y estoy convencida de que hoy no ha aparecido por casualidad.

Erase una vez una mujer que, estando en su trabajo mirando por el microscopio, descubrió una niña muy pequeñita que le hacía señas desde el otro lado de la lente.