El norte está lleno de ríos
El norte está lleno de ríos, que van a dar en la mar.
En los bares no suenan coplas pero bébese con melancolía. En las costas el surf y la educación abundan, y no faltan aguas revueltas ni, pasado el primer silencio, respuestas mucho más largas de lo que esperas.
La moda quedó en los 70 con más variantes geográficas que temporales. Guapas las mozas y mozos, con su natural esnobismo impostado o pertrechados en un chandalismo ilustrado. Pana meets chándal meets croché meets moños imposibles, patrones de Telva, calcetines bordados, patillas de diferentes tribus y dimensiones.
El sol brilla en un chorro de sidra y salpica a los asistentes. La melancolía se diluye y achispa unos botines y un cuello de punta.
Somos una isla con mar en un solo lado. Contamos historias del continente, a donde imaginamos marchan los jóvenes. El pasado es imperfecto. El presente lo soñamos porque nos engañan con un futuro que ya conocemos.
Dame surf, sidra, sol y melancolía. Dame esa moda y educación antiguas. Dame formas de enseñar el continente, ése al que una vez marchamos y del que, con baúl de nuevos tiempos, volvimos. Vimos lo que había fuera y nos prestó, pero de prestado no se vive. Hay que ganárselo y al séptimo trago, descansar.
No me des más de comer, que estoy fartuca. Es hora de digerir. De expulsar y devolver lo recibido. Que vuelva a la mar que es el morir, y el vivir.
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